lunes, 5 de noviembre de 2012

lunes.

una semana llena

de días vacíos

para llenar con...

[...]

lunes, 1 de octubre de 2012

insomnio.

el insomnio me hace sentir invisible.

solamente un colectivo atraviesa la avenida.

y yo siento que nadie se entera.

de eso, de esto.

la soledad es una compañera amarga

pero reconfortante

de un momento únicamente inesperado.

que late.
que late.

y que espera volver a latir.

las sensaciones son tantas pero cómplices
y por ser sentidas a esta hora,
no están.
no son.

las emociones del insomnio parecen no existir.
¿existen?

el insomnio me hace sentir invisible.
ah, hace rato que soy invisible.

sábado, 29 de septiembre de 2012

Como qué.

Como un yuyo inesperado rodeado de cemento.

Como animal silvestre encerrado en pecera.

Como la última lenteja de un plato.

Como el tema bonus track de un disco que nadie descubrió.

Como la calle Florida a la madrugada.

Como la hoja seca que no termina de caer del árbol.

Como un VHS olvidado en un cajón.. 

Como el último niño que se elige para el equipo de gimnasia.

Como disco hitero de años atrás. 

Como un fracaso del cine que ya nadie defiende.

Como ese producto vencido al final de la alacena.

Como un documento traspapelado.

Como un back up que nunca se hizo.

Como lo diferente, inentendible. Lo no descubierto aún.

Como E.T. cuando lo encontraban los científicos.

Como el último pelo de un calvo.

Como el último orejón del tarro.

Así.
Se siente justo así.

 
 

viernes, 28 de septiembre de 2012

abrazo.

recuerdo haber cerrado los ojos 
hace tiempo
allá lejos.
haberlo imaginado
haberlo necesitado.

fui testigo de mis propias necesidades
que creí calmar
que crei saciar

pero que no.

nunca llegó.
no sucedió.

y ahora entiendo que algo pasaba
el otro día, ahí.
en el camino a la despedida.

tus movimientos confusos los entendí hoy.
de la nada.

eran tan dulcemente torpes que no podían ser.

querías tímidamente hacerlo
pero no podías.

no pudiste.
y yo tampoco.

claro está.

pero gracias, al menos,
por intentarlo.

[gracias en serio]



martes, 25 de septiembre de 2012

Las dos angustias.

Primero fue la imposibilidad.
No dormir. No entender.
Sí sentir.
Casi respirar.

Bajar cinco kilos y convertirse en una pasa de uva disecada.
Porque realmente, el exceso de lágrimas seca.
Adoptar continuamente la posición fetal. 
Esperando que algo suceda.

Cruzar los brazos por el abdomen,
y convertirse en un ovillo de lana.
En el  piso.
Seco.

Si la lana sintiera algo, sin dudas no sería eso.
No sería.

Pero supongo que se pararme.
Se Pararme.

Y segundo fue la incertidumbre.
La certeza de la angustia pasó a un segundo plano.
Para dar paso a lo inesperado.

A no entender nada.
A sonreír con la pregunta.
A reírse de lo imposible, de lo inentendible.

A entender que la complejidad y lo desconocido priman por sobre todo.
Y fue exactamente esa sensación la que algo tranquilizó.
Poder abrazar la imposibilidad como nunca.

Hacer que las pasas vuelvan a latir.
Hacer que se pueda llorar sin culpas.
Y que, todo esto, devuelva la sonrisa a su lugar.

Una sonrisa genuina, de energía convertida.
De esa posibilidad que no todo el mundo tiene.

Ese es, sin dudas, mi talón de Aquiles.





lo inesperado sucede.
todo puede cambiar.

y, cada tanto, una sonrisa.


sábado, 8 de septiembre de 2012

Hola.
Hoy vine a verte porque necesitaba sentir algo.
Sentir algo de lo que siento que sentías.
O sentís.

Te miro, quieto. Y espero algo.
Siento que tenía que estar acá.
Enfrente tuyo.
Para probarme algo.

Hacer todo este recorrido para mirar tu rostro una vez más.
Y hacerme todas las preguntas que siempre me hago.
Me encanta hacerlas.

Me gusta la búsqueda.
Y pocas veces el encuentro.
Es un problema.
Pero es que yo, casi siempre, soy pregunta.

Por eso quería mirarte (me).
Por eso quería escribirte.
Escribirme.

Me.

Es increíble que frente a tu inmovilidad algo me pase.
Me pase todo esto.
Todo tanto.

Descubro una vez más esa fuerza que te caracteriza.
Y la necesito.
Necesito tenerla cerca.

Necesito sobre todo de tu energía. De tu pasión.
De tu mundo a pura fuerza.
De esa irrealidad que vos llamás realidad.
¿Existe?

Gracias.
Siempre.



[para frida]

domingo, 2 de septiembre de 2012

"¡Quiero mañana!"

Conmigo
de geta al cielo y en las profundidades del agua
Sin nariz 
y hacerte reír
Observar
(patos pecaminosos
ponderar promiscuos presentes,
pasado pesado pisado,
precoz primavera,
piscas pelliscos pitufos )
vos sabrás
He sido discreta




[gracias tia rose]

lunes, 20 de agosto de 2012

Tiempo

El tiempo es lo más valioso que tenemos.
El dinero se consigue, los objetos también.
Hasta el amor.

Pero el tiempo. Pedirlo, prestarlo, hacerlo.
Nadie puede.
O casi nadie.

Cuando las cosas me salen bien se me escurre.
Siento que armo un cucurucho de papel,
y el tiempo se convierte en agua que se va cayendo por allí.
Que no dura.
¡Zaz! ¿Cuándo había empezado esto?

Pero cuando las cosas no salen bien.
Cuando me decís lo que no quiero escuchar.
Cuando me interpelás con tu cobardía.
El tiempo se hace eterno.

Apoyo mi cabeza en la almohada.
Siento que los días no pasan.
Las horas no avanzan.
Los minutos se congelan.

Y quedo inmerso en un algo que es nada.
Y por lo tanto es todo.
Es este malestar que empezó hace poco según parámetros normales.
Pero a mi se me está haciendo eterno.

Xavi diría que es "Tiempo Perdido".
Yo diría que no sé... o que sí sé.
Y es que esto ya va a pasar.
Y otras cosas durarán para siempre...





Confuso.

Aún recuerdo mi yema en tus labios.
Aún recuerdo que suspirábamos, cantando.

Que sellé tus labios con los míos.
Que respiramos juntos, boca a boca.

Aún recuerdo que no lo recordabas.
Y hoy, sorpresivamente, te acordás de tanto.

Para qué decirme que no desaparezca,
si ese es, y seguirá siendo siempre, tu rol.






Ellos todos.

Emi me hace reir.
Paula me ilumina.
A Lore la necesito.

Manu acompaña,
Felipe acota.
Rocío me ama.

Mime está pendiente,
Jose está allá.
A Juana la extraño.

Amancay activa,
Flor es estoica.
Caro es todo.

Sol me habla,
Paloma me llama.
Alfredo es atento.

Y yo.

Yo lloro.

martes, 24 de julio de 2012

[nochesinluna]


Camino y siento frío.
Juego a que fumo, a bocanadas.
Y pienso.
Y miro.
Y no está.

Llego y saludo.
Me llamás. Te ayudo.
Yo siempre ayudo.
Y me siento impotente.

Brindamos, comemos.
Y yo me sonrío.
Yo siempre sonrío.
Y me siento distinto.

La miro, diferente.
La traición no está en mi diccionario.
¿Pero qué pasó?
Y yo entiendo.
Yo siempre entiendo.
Y ahí si, no siento.

Camino y siento frío.
Juego a que fumo, a bocanadas.
Y pienso.
Y miro.
Y no está.

Que vuelva la luna.
Que vuelva la luz.

sábado, 14 de julio de 2012

cactus

Te di lo necesario para que sigas allí.
Latiendo. Creciendo.


Fue fácil, claramente,
porque no hacía falta mucho más que admirarte.


Fuiste una elevada metáfora
de todo lo que me sucedía.


Y de todo lo que me sigue sucediendo.


Intacto y pequeño me demostraste, nuevamente,
tu belleza y simplicidad.


Olfato, Gusto, Vista, Oído.


y Cacto.

Mis sonrisas se multiplicaron, como siempre,
a pesar de que te sigas acompañando de espinas.




[paradoja]

Tus somatizaciones son lo más sano 
que el almanaque me trajo en estos últimos tiempos.

Tus dientes falsos, sus grisáceas e imponentes coronas,
convierten de forma mágica tu sonrisa
en la más contagiosa que jamás haya visto.

Tu bajísima estatura y tus excedidos kilos demás, 
te transforman en la envidia de la playa 
y todo lugar que recorras sin algunas prendas.

Tu hiperhidrosis te recubre de un sudor que habita cada espacio de tu dermis, 
y aunque provoca ese brillo constante sobre tu cara en toda fotografía, 
hace que enfermamente quieran retratarte a cada segundo.

Tu imperfección física constante es, precisamente, 
el arma que nos atrae a todos hacia vos,
hacia tus labios….

… los más azucarados y malalientados
de los que jamás me haya enamorado.

Cuando...

Cuando todo parece su culpa
y no lo es.

Cuando sólo es un momento
y después incomodidad.

Cuando hay distancia
de los que te quieren.

Cuando no hay lugar no en tu lugar.

Cuando todos se vuelven extraños, incómodos.

Cuando no te ves, no te imaginás.

Ahí, date cuenta: algo pasa con vos.

Ahí, cuando en la vida te sentís un trapo de piso.

Homeostasis

Siempre supuse que era mi culpa.
Siempre lo supe.


Entendí que todo tenía que ver con que no era suficiente,
no estaba a la altura.


Pero algo sonó en mi cabeza, luego de mucho tiempo.
Resignificó una historia entera en segundos.


[click!]


Me di vuelta y solté tu mano, 
porque ya no estarías a mi lado.


Tomar la responsabilidad y la culpa,
fueron mi forma de mantener el equilibrio.


La homeostasis fue posible,
gracias al peso que puse en mis hombros.


Pero ahora, me esperan otros caminos. Otros destinos.
Cara. O Seca.


Me fui en silencio, respirando hondo,
deseando que me detengas, que tomaras consciencia de lo que te perdías.


Pero no lo hiciste.
Y se que te hizo mal.


Pero todos lastimamos alguna vez.
Hace falta. Al menos una vez.  

Su historia

Pequeño y robotizado
por momentos no parecía humano.


La vida, si así se la podía llamar,
no había sido tan grata con él.


La moneda cayó del lado equivocado,
o simplemente no cayó en ninguna parte.

Nunca se escuchó el ruido del metal.


Pequeño y robotizado,
nunca supo bien su origen.
De donde ni de quién venía.


Y así se fue (des)armando un destino.
Él la llamaba su historia triste.


Pocas veces reía, saltaba, jugaba.
Solo, pero inquieto, escribía sentado grillas intrigantes.


Algo latía pequeño, fugaz, 
en una mirada que nunca era sostenida. 
Más que de costado.


Sin nada, sin nadie. Casi como un paquete humano.
Casi. Mi optimismo.


Muchas veces me pregunto qué será de él.
Y muchas otras veces recuerdo ese día,
que lo hicimos pasar al frente y lloró al mostrar sus dibujos.


Él, pequeño y robotizado,
con su historia triste,
que solo lloraba cuando lo aplaudían.

No.

No podía entender.
No podía sentir.
No podía.

No quería saber.
No quería creer.
No quería.

No entendía por qué.
No entendía de mí.
No entendía.

No decía tal vez.
No decía que sí.
No decía.

No sabía de ti.
No sabía vivir.
No sabía.

Elocuente.
Podía escribir.
Quería lamer.

Creyente.

Recé cada noche para que la tormenta pasara.
Juntaba mis manos, esperando ser escuchado.


Plegarias numerosas y diferentes,
todas y cada una destinadas a ti, a nosotros.


Oré cada momento, cada segundo,
para que podamos seguir estando juntos.


Invoqué todo lo que fuera posible,
para que estés conmigo, y no me dejes.


Oraciones constantes fueron mi compañía,
permitiéndome creer en nosotros.


Recé tanto, oré tanto, 
que te fuiste... y ni me di cuenta.


No hice nada.
Hay que separar las manos.
HACER.