Tus somatizaciones son lo más sano
que el almanaque me trajo en estos últimos tiempos.
Tus dientes falsos, sus grisáceas e imponentes coronas,
convierten de forma mágica tu sonrisa
en la más contagiosa que jamás haya visto.
Tu bajísima estatura y tus excedidos kilos demás,
te transforman en la envidia de la playa
y todo lugar que recorras sin algunas prendas.
Tu hiperhidrosis te recubre de un sudor que habita cada espacio de tu dermis,
y aunque provoca ese brillo constante sobre tu cara en toda fotografía,
hace que enfermamente quieran retratarte a cada segundo.
Tu imperfección física constante es, precisamente,
el arma que nos atrae a todos hacia vos,
hacia tus labios….
… los más azucarados y malalientados
de los que jamás me haya enamorado.
sábado, 14 de julio de 2012
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