domingo, 1 de junio de 2008

[ Nomomento ]


Repentinamente comenzó a sentir la invasión de ese algo en el aire...

A sabiendas de que su percepción era afilada,
pero torpe en este tipo de cuestiones,
no hizo más que sonreír,
y defenderse, típicamente, tras un chiste agresivo.

De golpe, las palabras exactas que juzgaban ese momento aparecieron,
y se dio cuenta de que sus sensaciones no eran tan erradas:
"este es el preciso instante en que te daría un beso", le dijeron.

"Lo sé". Contestó.
Porque por una vez, pudo sentir y saber al mismo tiempo.

Escondieron tímidamente sus caras tras los cucuruchos,
y siguieron comiendo helado.

Se gustaban.
Pero no podían besarse.

[ al menos esta vez ]