sábado, 14 de julio de 2012

Su historia

Pequeño y robotizado
por momentos no parecía humano.


La vida, si así se la podía llamar,
no había sido tan grata con él.


La moneda cayó del lado equivocado,
o simplemente no cayó en ninguna parte.

Nunca se escuchó el ruido del metal.


Pequeño y robotizado,
nunca supo bien su origen.
De donde ni de quién venía.


Y así se fue (des)armando un destino.
Él la llamaba su historia triste.


Pocas veces reía, saltaba, jugaba.
Solo, pero inquieto, escribía sentado grillas intrigantes.


Algo latía pequeño, fugaz, 
en una mirada que nunca era sostenida. 
Más que de costado.


Sin nada, sin nadie. Casi como un paquete humano.
Casi. Mi optimismo.


Muchas veces me pregunto qué será de él.
Y muchas otras veces recuerdo ese día,
que lo hicimos pasar al frente y lloró al mostrar sus dibujos.


Él, pequeño y robotizado,
con su historia triste,
que solo lloraba cuando lo aplaudían.

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