Latiendo. Creciendo.
Fue fácil, claramente,
porque no hacía falta mucho más que admirarte.
Fuiste una elevada metáfora
de todo lo que me sucedía.
Y de todo lo que me sigue sucediendo.
Intacto y pequeño me demostraste, nuevamente,
tu belleza y simplicidad.
Olfato, Gusto, Vista, Oído.
y Cacto.
Mis sonrisas se multiplicaron, como siempre,
a pesar de que te sigas acompañando de espinas.

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